Campaña "SI QUIERES UN MUNDO NUEVO, DESARMA EL SISTEMA" (vídeo)
Los elementos más representativos de este sistema son:
- el dinero como valor central
- la violencia
La reactivación de la carrera armamentística, en especial del armamento nuclear, es la más potente herramienta para ejercitar la violencia, detrás de la cual encontramos el dinero.
Además del peligro de confrontación bélica con armas nucleares y la locura de las confrontaciones con armamento convencional que existen ahora mismo, y pueden aumentar, la carrera armamentista es una violencia económica de unos pocos países que se enriquecen con el negocio de las armas mientras que la mayoría, obligados a comprar, se empobrecen enormemente. Es la cara más inmoral de la búsqueda de ganancias.
España es uno de los principales fabricantes y exportadores de armas en el mundo.
Esta inmoralidad cubre a los gobiernos y a las empresas del gremio. También a los trabajadores que participan en ese circuito productivo y a las poblaciones que miran para otro lado.
Esta inmoralidad se desarrolla gracias a la complicidad activa o pasiva de las poblaciones.
Sea cual sea la situación económica, uno no debe hacer cualquier cosa por dinero.
Si DESARMAMOS EL SISTEMA no sólo estaremos parando la principal fábrica de sufrimiento en el mundo, estaremos modificando un sistema de valores y esto repercutirá en todo. Trabajar por el desarme tiene mucho sentido personal porque indica que uno pone por delante su propia coherencia personal y se niega a ser cómplice, y tiene mucho sentido social porque pretende cambiar la dirección destructiva en la que todos estamos inmersos.
La carrera armamentista es quizá uno de los símbolos más representativos de este sistema. Cuando un pueblo decide no ganar dinero en este negocio está empezando a desarmar el sistema dentro de sí mismo. Las intenciones que le lleven a hacer esto seguramente le llevarán a modificar muchas otras de sus acciones hacia la generosidad y la no-violencia. Y, efectivamente, un mundo nuevo empezará a surgir.
Oponte activamente a ser cómplice en este juego, que no es algo ajeno sino que afecta a los principios personales y ante el que, queramos o no, estamos obligados a dar una respuesta, ya que la pasividad también es una respuesta con graves consecuencias.
Participa activamente a favor del desarme.